Feira do livro de Guadalajara

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A FIL – Feira do livro de Guadalajara – é a grande festa do livro de América Latina. Neste espaço se cruzam e confraternizam editores, autores, agentes, ilustradores, todos aqueles que atuam de forma mais ou menos direta no mercado editorial. E é também a festa dos leitores que tomam conta massivamente dos corredores e participam ativamente de uma ampla programação cultural. As atividades são muitas, a programação intensa: seminários e mesas-redondas, lançamentos, palestras, atividades infantis. Para todos os públicos e para todos os gostos.

Este ano a FIL dedicou seu XVII Foro Internacional de Editores e Profesionales del Libro à edição de Literatura Infantil e juvenil. Porém, não foi só aqui que a LIJ foi destaque. O prestigioso prêmio à labor editorial que a Feira de Guadalajara outorga a cada ano foi dado a Maria Osorio, fundadora da Babel Libros.

Este reconhecimento só reafirma o prestígio que Maria Osorio conquistou entre os profissionais do livro pelo seu trabalho e que já atravessou fronteiras, pois foi a ganhadora do BOP em Bologna de 2017 – melhor editora da América Latina daquele ano.

Maria Osorio é uma velha conhecida de muitos leitores da Emília, pelos seus textos sempre oportunos sobre o mercado, sobre o papel das pequenas editoras, sobre a responsabilidade dos editores. Polêmica e radical, Maria é hoje uma das principais referencias para a edição independente de América Latina. Um exemplo pela sua história e coerência, pela sua prática e reflexão altamente inspiradoras.

Este papel fundamental foi desvelado nas palavras de Maria Francisca Mayobre, editora venezuelana, na apresentação feita por ocasião da homenagem realizada pela FIL a Maria. E reafirmado pela calorosa saudação e intensa celebração do público presente. A celebração, emocionante, foi a prova do acerto desta homenagem, do prestígio e carinho despertados por María.

Nada melhor, para transmitir este clima, que compartilhar as palavras de Maria Francisca Mayobre e de Maria Osorio. Tomamos a liberdade de deixar os textos em espanhol, uma forma da Emília também celebrar esta grande editora colombiana.

María Osorio en blanco y negro

María Osorio Caminata tiene dos perras. Dos perras hermosas y adoptadas que van con ella de Babel a la casa y de la casa a Babel. Babel es su editorial, librería, distribuidora y biblioteca. Babel también es el segundo hogar de María y sus perras. Las perras de María se llaman Blanca y Negra. Usted pensará que Blanca es una perra de color blanco y Negra es una perra de color negro. Déjeme decirle que si usted piensa eso entonces no conoce bien a María. Si María tuviera gatos serían, sin duda, de 5 patas. Porque para María nada es elemental. La tarea cotidiana de preparar huevos para el desayuno pasa a ser, para ella, un delicioso performance sacado de top chef, por ejemplo.

La perra blanca se llama Negra, y la perra negra se llama Blanca. La perra que es de un color determinado, hecho objetivo y fehaciente, fue nombrada con el color que es su antónimo. Y viceversa. Además, estas perras son inseparables. Blanca siempre anda con Negra y Negra siempre anda con Blanca. María llama a Negra y corre a su lado una hermosa y vehemente perrita blanca, grita Blanca y aparece de inmediato una juguetona y rozagante perrita negra. Y detrás de una viene la otra, siempre.

Filosofía, reflexión e ingenio, hasta con los perros. Así es María. Un día Silvia Castrillón, compañera, cómplice y socia de María a lo largo de toda la vida, me dijo, riendo, que le habían dado esos nombres a las perras porque es importante poner a la gente a pensar. Lo obvio no vale: lo blanco no es blanco y lo negro no es negro.

María Osorio logra que la gente piense. Duda de lo negro y de lo blanco y es capaz de subvertir desde los significados más simples hasta los más complejos. También suele cuestionarse el orden y el sentido de las cosas. María se hace preguntas inmensas, complejas y profundas que conducen a certezas mínimas y acciones precisas. Pequeños logros, hechos, a veces modestos y nada complacientes, que en nuestra vulnerable América Latina pueden concretarse y contagiarse.

Me atrevería a decir que María es una arquitecto que cree más en el poder de un barrio rehabilitado que en un desarrollo habitacional de Le Corbusier. María cree que una casa vieja en una urbanización abandonada puede tener más fuerza de cambio que un edificio newyorkino de Zaha Hadid, y que el mercado de Palo Quemado en Bogotá es mil veces más espléndido que cualquier espacio comercial moderno. Todos los anteriores son proyectos indudablemente hermosos. Pero es el poder de lo pequeño, de lo simple, de lo olvidado, de lo desdeñado, de lo no visto, lo que creo que a María le parece más trascendental. Y no solo le interesa a ella para sus ojos y sus proyectos. María piensa que es indispensable que todos descubramos ese poder oculto y misterioso que en nuestras latitudes tiene posibilidades de replicarse y de producir cambios sociales.

Infatigable, con generosidad y sin miedo, María suele convocar a los demás para que junto a ella abran los ojos y, desde la sencillez del blanco y negro, descubran lo imperceptible, en pos de una causa común y nuevos entramados culturales.

En su camino de transformación cultural y social para Colombia y la región, María se ha aferrado al libro como su lanza de lucha. Ha sido promotora de lectura, diseñadora de dispositivos para exhibir y vender libros, editora, diseñadora, correctora, ilustradora, disertadora, luchadora, distribuidora, librera, gremialista, organizadora de grandes y pequeños eventos… y mucho más. Va a lo suyo, sin dejar de lado el colectivo y el tejido social y profesional que esto supone.

Para María: Sin libreros no hay libros, sin promoción de lectura no hay lectores, sin bibliotecas no hay ventas, sin una industria nacional y regional no hay desarrollo editorial individual. Solo con compras de Estado no se hace un mercado. Sin formación no hay autores e ilustradores. Con apuros y cronogramas determinados no se logra el tempo necesario para publicar un buen libro, o al menos un libro como los que a ella le gustan … Y sobre todo, para María sin redes, instituciones sólidas, colegas y buenos amigos no hay con quién discutir y divertirse haciendo arquitectura a través de los libros.

Irónicamente, Babel, el pequeño laboratorio de la cadena del libro que ha creado María, está en La Soledad, un barrio de su querida Bogotá. No es otro silogismo. Desde La Soledad, María junto a la entrañable “Flaca” Alba Lucía, más recientemente con María Carreño y su genial equipo convocan, reciben y enamoran a todas las personas que ocupan los eslabones de la cadena del libro, sin importar su edad, ni el género de sus publicaciones. No hay barreras, no hay fronteras. “Frontera” es solo el nombre de una de sus colecciones emblemáticas donde una vez más María nos reta con una sola palabra.

El catálogo de Babel es sólido y redondo, despojado en apariencia, como el blanco y el negro. El catálogo físico abre con la colección de Los Chigüiros, clásicos que forman parte del imaginario de América Latina. Los Chigüiros han sido los caballitos de batalla de la editorial. María le ha dado muchas vueltas y tratamientos gráficos a estos libros hasta llegar a su actual diseño impecable. Pero María no se queda quieta y probablemente en pocos años los chigüiros alcancen un nuevo e insospechado nivel.

Así como pasó con el libro Tengo miedo (fecha) de Ivar Da Coll, en donde Eusebio, su protagonista, cambió. No es el mismo de la primera edición. En la edición actual, Eusebio es un personaje reinventado dentro de la misma historia y el mismo libro, que en realidad es otro. El autor, la editora y el país de Eusebio han vivido muchos avatares desde la primera edición de Tengo miedo. Han visto cosas terribles, espeluznantes: la guerra en Colombia no les ha sido indiferente, no los ha dejado igual. Así que Ivar y María, sin miedo y con un Babel que ya comenzaba a consolidarse, decidieron reilustrar el libro al momento de reimprimir. Objetivamente eso no era necesario, porque en realidad este libro era una apuesta segura en el mercado. Pero igual, sin importarles los plazos de entrega, con amor y fraternidad emprendieron juntos el arduo trabajo del nuevo planteamiento y de la reedición. Parece algo común y hasta fácil, pero esto solo es posible cuando la relación entre el editor y el autor ilustrador es tan sólida y profunda como la que tienen Ivar y María.

Un editor se debe a sus autores e ilustradores, aunque ellos a veces lo pongan en duda. Jairo Buitrago y Rafael Yockteng saben esto. María ha sido una maestra, cómplice y administradora. Generosa como pocas. Dejando entrar y salir a sus autores de su propio catálogo, pero sin dejar de susurrarles al oído sus consejos, enseñanzas y regaños. De esto también puede dar fe el ilustrador argentino Daniel Rabanal. Ahora, el colombiano Santiago Guevara y la chilena Alejandra Acosta quienes se han ido sumando al catálogo en “Frontera Ilustrada”, la más reciente y premiada colección de Babel donde María rompe paradigmas y hace de la ilustración, diseño y soporte un marco para reivindicar la palabra.

Marina Colasanti, Ana Maria Machado, Francisco Montaña, Graciela Montes, Sara Bertrand y Maria Teresa Andruetto son solo algunos de los autores extraordinarios de la colección “Frontera” de narrativa y ensayo que han recibido el perseverante, amoroso e impecable trabajo de editing que requiere este proyecto editorial de textos trascendentales que jamás nos dejan indistintos después de la lectura.

En el catálogo de Babel también hay traducciones de títulos de varios países. Por ejemplo unos de mis preferidos: “Matador” y “Cacería” de Brasil, y “La historia de Julia que tenía sombra de niño” y “Ese Cambio” de Francia. Libros que no son indulgentes y contribuyen a redondear el catálogo.

La violencia, la guerra, la muerte, las migraciones, los tabúes y la ciudad son leit motivs que sirven de hilo conductor del catálogo de Babel y de la selección de obras que María y su equipo consideran imprescindibles de ser publicadas. Estos temas se entretejen en este catálogo profundo y reflexivo que nos hace reír, llorar, temer, reflexionar….

Y entonces esto nos lleva a una pregunta final: ¿Los libros editados por Babel son para niños y jóvenes? A estas alturas sabrán que la respuesta no es sí ni no, no es blanca o negra. Es indistinta. Porque sí, claro que sí, los libros de Babel son magníficos libros para niños, también para jóvenes, para adultos y para viejos. Son libros que forman parte del catálogo de una genuina editorial que hace la diferencia. Una editorial, un equipo y una editora que desde sus bases, su entereza y sus acciones colectivas determinantes se han comprometido con la formación de lectores de habla hispana y se torna cada día más indispensable como referencia para toda Hispanoamérica, porque sin reparos nos invita a descubrir en lo negro lo blanco y en lo blanco lo negro.

María Francisca Mayobre
Guadalajara, Mex. 26 de noviembre de 2018

Cómo agradecer

Estudié arquitectura, lo que me hace un poco impertinente frente a lo concreto. Darle forma y espacio al mundo en el que vivimos es una de nuestras pretensiones. Imaginarlo para otros, ofrecerlo para que se habite, hoy se diría también “para que se lea”, es la manera que tenemos de actuar en el mundo. Cuando se construye una casa se hace “para siempre” —para lo que hoy significa “para siempre” o sea dependiendo de los dictados perentorios de las modas—; y estará ahí, dando buena o mala vida a las personas para quienes la hicimos, o recordándonos a diario su materialidad, su insólita presencia. Es un gran reto, una gran responsabilidad.

Tal vez, si los libros tuvieran esa posibilidad del “para siempre”, si la tuviera por obligación, digamos, el mundo del libro para niños en el que aterricé por casualidad y “para siempre”, hace 30 años, ¿sería otro?

Durante los años en que he estado en este mundo del libro, siempre he imaginado otro, un mundo que no es este en el que he trabajado. O que es este mismo, pero en condiciones diferentes de estas en las que ocurre. O tal vez es otro mundo que solo está en la imaginación y no ha sucedido todavía, y tal vez no suceda… así es el mundo de la imaginación. No sé si es incapacidad de aceptar el mundo como es o una capacidad ridícula de andar por ahí imaginando algo deseable, pero imposible.

Durante este tiempo he imaginado un mundo del libro más acorde con lo que pienso sobre el habitar. Un mundo que ofrezca posibilidades y que permita “la ocasión”, como la que propone Graciela Montes, un mundo de encuentro. Libre, pero bien construido, concreto, sólido y por eso duradero, que esté presente siempre que lo queramos traer a cuento. Siempre.

El libro, a diferencia de nosotros, podría ser “para siempre”, para eso trabajamos en el mundo del arte, para trascender, para quedarnos mientras nos vamos “para siempre”. O podríamos pensar al menos en darle oportunidad al libro para que desafíe el tiempo y su cada vez más desestimulada materialidad. Que le den oportunidad los libreros en sus abarrotados espacios; que le den oportunidad los editores, presionados constantemente por el culto a la novedad; que los maestros le den oportunidad de quedarse con ellos por un término más largo que un año escolar, y que le den oportunidad los lectores, que cada día parecen ser menos que los libros que producimos. Este mundo del “para siempre”, sería un mundo ideal; un mundo en el que sería más importante la calidad que la cantidad, más importante la lectura que la dotación y más importante el acceso que la venta.

Este reconocimiento que recibo hoy y que no hacía parte de ese mundo imaginado, es nuevamente un reconocimiento a la LIJ y a las redes que hemos establecido —sobre todo a partir del encuentro en esta feria—, es un paso más para aceptar la invitación a seguir “para siempre”, construyendo un mundo digno de habitar y de quedarse, un mundo sólido, hecho por seres efímeros a partir de sus sueños y debilidades, contra el cual el lobo feroz del mercado no tenga chance. Nunca. El libro para niños, hoy aceptado en el mundo del LIBRO con mayúsculas, es un mundo sólido, que ha influenciado a ese otro mundo de muchas maneras, descubrió hace tiempo, por ejemplo, que con la imagen podía transmitir a un grupo todavía alejado de las dificultades del texto, un discurso complejo, difícil de transmitir con la palabra. Hoy, apropiándome como lo hemos hecho desde siempre, de un texto de ese otro mundo: quisiera no haber abandonado los lápices y completar este texto, como dice George Steiner, con un dibujo pues “la mano dice verdades y alegrías que la lengua es incapaz de articular”.

María Osorio
Guadalajara, Mex. 26 de noviembre de 2018

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  • Dolores Prades

    Fundadora, diretora e publisher da Emília. Doutora em História Econômica pela USP e especialista em literatura infantil e juvenil pela Universidade Autônoma de Barcelona; diretora do Instituto Emília e do Laboratório Emília de Formação. Foi curadora e coordenadora dos seminários Conversas ao Pé da Página (2011 a 2015); coordenadora no Brasil da Cátedra Latinoamericana y Caribeña de Lectura y Escritura; professora convidada do Máster da Universidade Autônoma de Barcelona; curadora da FLUPP Parque (2014 e 2105). Membro do júri do Prêmio Hans Christian Andersen 2016, do Bologna Children Award 2016 e do Chen Bochui Children’s Literature Award, 2019. É consultora da Feira de Bolonha para a América Latina desde 2018 e atua na área de consultoria editorial e de temas sobre leitura e formação de leitores.

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